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«Nos viven corriendo el arco»: El Gobierno cruzó a la CGT por el paro general

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«No sorprende en absoluto, porque nos viven corriendo el arco, pero seguiremos apostando al diálogo». Aunque Javier Milei evitó hablar del tema y funcionarios de alto rango aseguran que seguirán «apostando al diálogo», en el Gobierno cuestionaron la decisión de la CGT de confirmar el paro general previsto para el 9 de mayo. Sin embargo, relativizaron el impacto que tendrá y advirtieron que la gente tiene en claro «qué intereses están defendiendo» los gremialistas, que «se despertaron desde que asumió (Javier) Milei».

En la Casa Rosada reconocen que habían entablado negociaciones con la conducción cegetista en la previa a la marcha del Día del Trabajador, pero que el principal objetivo del diálogo era lograr que los gremios no obstaculizaran el debate por la Ley Bases y que la expectativa de que se revirtiera la medida de fuerza se apoyaba más en la convicción de que un sector de la central obrera quería bajar el paro para no desgastarse, en un contexto en el que, según distintos encuestadores, el 70% de los argentinos lo rechaza.

Es una verdad a medias: en efecto, el Gobierno operó para lograr que la CGT no presionara a los diputados dialoguistas de la oposición y siguió los consejos del presidente del bloque de Hacemos Coalición Federal, Miguel Pichetto, un interlocutor de confianza con los jefes sindicales. Pero la eliminación de decenas de artículos que contenía la reforma laboral también tenía como objetivo no dar margen para nuevos reproches.

Incluso, Milei habilitó a una negociación que encabezó el asesor presidencial, Santiago Caputo, quien se unió al diálogo técnico que venía llevando adelante el secretario de Trabajo, Julio Cordero. El joven funcionario fue ponderado por algunos gremialistas y concedió cambios importantes a la letra del proyecto, pero esto no alcanzó para torcer una decisión que, según analizaban este miércoles en el Gobierno, «estaba tomada y era inamovible».

«Sacamos casi todo y siguieron igual con el paro, está claro que están jugando a la política más que a defender a los trabajadores», expuso una voz de peso en el Gabinete. Es una consideración que hacen en un sector del Ejecutivo, quienes sostienen que «no se puede negociar» ni siquiera con los «gordos» de la CGT. «Ellos usaron a Pablo (Moyano) para justificar que van al paro y siempre lo ponen de excusa, pero el problema también son ellos», enfatizan.

Es que, como contó Clarín semanas atrás, cuando se tejió el acuerdo con Camioneros, un sector del oficialismo se entusiasmó con la posibilidad de que los gremios dejaran en stand by la medida de fuerza, teniendo en cuenta que el primer paro contra la administración Milei, el del 24 de enero, tuvo un acatamiento parcial y parte de la dirigencia no quería exponerse a otra medida con con bajo impacto.

«El daño que le hacen es a los argentinos, porque entorpecen el funcionamiento de la economía. Pero desde lo político a nosotros no nos afecta, todo lo contrario: tener enfrente a Pablo Moyano y a todos los que hicieron campaña por Sergio Massa, no es un problema», razonó ante Clarín un estrecho colaborador presidencial.

En la Casa Rosada consideran que «ningún mensaje que salga de la boca de los gremialistas que callaron durante cuatro años tiene legitimidad». «La gente tiene en claro qué intereses están defendiendo, que lo único que los moviliza a los sindicalistas son sus cajas», cuestionan. «Si una marcha con 500 mil universitarios no nos lastimó, mucho menos lo que decidan personajes con tan mala imagen», completan.

A pesar de que mientras Moyano, Héctor Daer y Carlos Acuña confirmaban el paro Milei se encontraba dando una entrevista, el Presidente evitó referirse al tema. En el Gobierno aseguran que su silencio no implica una señal conciliatoria y recuerdan las críticas que lanzó días atrás a la central obrera. Eso sí, la apuesta parece girar en torno a desinflar el acatamiento y que sea «un paro soft». Para eso, remarcan, será clave garantizar el transporte público.

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