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Buscan a un empresario argentino que desapareció en Uruguay: “Me voy al río”, dijo y nunca más volvió

El empresario argentino Eugenio Schneider, dueño de un emblemático frigorífico en Paysandú, Uruguay, es buscado de manera intensa por tierra y agua desde el jueves, día en el que salió de su casa y le dijo a sus allegados “me voy al río”.

La vida de Schneider son muchas en una: es un polifacético hombre de negocios, dueño de un frigorífico que compró en ruinas y que hoy vale 35 millones de dólares; es un hombre de cultura y un escritor que fue alumno de Jorge Luis Borges; es deportista y nadador incansable hasta hace poco; hijo de un padre nazi; dueño de un particular restaurante y, pandemia mediante, sobreviviente del covid-19 a sus 81 años.

Por eso su desaparición tiene en vilo a Casablanca, el pequeño pueblo de 400 habitantes ubicado a 17 kilómetros de Paysandú, donde Schneider es amo y señor, y hasta hace poco tiempo también era el dueño de absolutamente todo lo que había allí, porque Casablanca fue el último “pueblo privado” que quedaba en Uruguay, hasta que el Estado lo compró por 700 mil dólares.

El pueblo de Casablanca, en Uruguay.

“Me voy al río”, dijo el jueves a las dos de la tarde, antes de abrir el portón de su Casona “De los cuatro vientos” —edificada en 1806— y caminar apenas unos pasos hasta el río Uruguay. Lo hacía a menudo, según reconstruyó el diario El País de Montevideo, por eso a nadie le llamó la atención.

Lo que sucedió después sí alarmó: no regresó. Tras la denuncia de su familia, se disparó un intenso operativo de Prefectura de Paysandú, que patrulla el río Uruguay sin hallar rastros aún del empresario argentino.

Casablanca, el pueblo uruguayo donde vive Schneider

El empresario es dueño de casi todo lo que hay allí


Otro dato que llamó la atención de sus allegados fue que al dejar su casa, Schneider había dejado sus pertenencias allí, como por ejemplo, una agenda que siempre cargaba con él.

“Él ya no nadaba. Tuvo covid-19 y hacía poco que se había recuperado totalmente. Esta incertidumbre nos deja muy mal a todos. Es muy querido por acá”, señaló a El País un empleado del frigorífico.

Búsqueda | La Armada Nacional informó que Prefectura de Paysandú busca a Eugenio Schneider, empresario local que falta de su hogar en la localidad de Casa Blanca. Por ahora, la búsqueda no ha dado resultados.

Imagen ilustrativa @Armada_Uruguay pic.twitter.com/6gPl40YnMe

— Medios Públicos Uruguay (@mediospublicosu) October 23, 2021

Escritor y dueño de un restaurante único

El Frigorífico Casa Blanca (Fricasa), que comanda Schneider, es un negocio millonario que realiza, según dijo el propio empresario, el 3,5% de la matanza nacional uruguaya, y cuenta con más de 630 empleados. Además, abastece a 18 carnicerías propias en Uruguay y exporta.

El pueblo vive del frigorífico, por eso la figura del empresario se asemeja a la de una suerte de monarca del lugar. “A nosotros nunca nos molestó. Al contrario, vivimos en las casas de él sin pagar nunca nada. Siempre ha sido generoso”, le dijo a Clarín años atrás Denisse, dueña de una de las tres provisiones que hay en el pueblo.

Otros, cuando este diario visitó el pueblo, se asustaron al ver periodistas que preguntaban por él, porque sus vidas dependen demasiado “del humor con el que se levante Schneider cada mañana”.

El propio Schneider lo reconoció en una entrevista años atrás. “La gente que trabaja para mí tiene miedo, pero solo de mí. No teme a la vida. Me temen hasta el punto de creer que si no estoy se cae todo”.

Schneider además es la cara visible del restaurante que instaló en Casa Blanca, que se llama “La Pulpería” y está ubicado en una casona construida a mediados del siglo XIX. Y lleva su impronta literaria ya que el empresario es, al mismo tiempo, un escritor que tiene el privilegio de repetir que fue alumno de Borges.

“La Pulpería de Casa Blanca”, el restaurante de Schneider.

Por eso, en la web de su restaurante tiene un extenso manifiesto artístico, que dice:

¿Cómo es posible que el pasado, siendo que ya no existe, ejerza tamaña influencia? Parece mentira que ostente tanta vitalidad algo que ya no tiene vida.

​La Pulpería de Libarós, en Casa Blanca, es un ejemplo palpable. Refundada, reformada, redefinida, redestinada… ¿O debería decir renacida?

Es sin duda la gastronomía –esa rara mezcla de tradición y de invención– una de las formas palmarias de la cultura.

​Seria buenísimo que muchos conocieran la experiencia sensorial y espiritual, social y plástica, natural y a la vez sofisticada que La Pulpería de Casa Blanca suministra a partir del 12 de abril del año 2012. Y que muchos, por esa vía, aprendiesen a conjugar el pasado y el futuro, la realidad y la quimera.

SERIA BUENISIMO.

​La idea es provocar una alegría poco conocida, parecida pero no igual a la sorpresa gratificante. La

​idea es crear, aventurar, desencadenar un poderoso ventarrón imaginativo, y luego disciplinarlo, reducirlo a la armonía.

​La idea es descorrer el velo que, según parece, nos va cubriendo paulatinamente, romper en paz la turpitud de tantos cerrojos.

​La idea es asomar todos los días como un sol minúsculo y convocar, en el ocaso, el abrigo de la noche invernal o la frescura de la noche veraniega.

LA IDEA ES SABER QUE SABER ES NO SABER.

​Eugenio Schneider”.Eugenio Schneider”
.

El lugar cuenta además con un Clavicytherium, un extraño órgano musical de los que apenas hay cinco en el mundo.

“Es una joya especialmente adecuada para tocar música del Renacimiento y temprano Barroco. La acústica muy particular del Claustro de La Pulpería, donde cualquier amplificación es desechada, favorece la gozosa recepción de estos sones”, reseña “La Pulpería”.

LGP

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