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Prostitución VIP en el automovilismo: una jefa de promotoras y un empresario, a un paso del juicio por trata de personas

La jefa de un grupo de promotoras que trabajaban en carreras de automovilismo deportivo y un poderoso empresario de Pilar quedaron al borde de ser llevados a juicio oral por el delito de trata de personas con fines de explotación sexual, en perjuicio de aproximadamente cincuenta mujeres.

Karina Juárez (46) y Raúl Roncayolo (79) fueron detenidos el domingo 17 noviembre de 2019, en medio de un operativo realizado por la Policía Federal Argentina (PFA) en el Autódromo Juan Manuel Fangio de la ciudad de Rosario, en medio de una competición del Turismo Nacional (TN).

Juárez, una maestra de reiki, era la jefa de las promotoras y ese día había llevado 22 chicas al evento. Además de ella y el empresario que supuestamente aportaba el capital, fue demorado el chofer que trasladaba a las chicas, Fabián Eduardo Ferro (52), quien está acusado como partícipe necesario.

Karina Juárez fue detenida en noviembre de 2019 en el sector VIP del Autódromo de Rosario. 

Según el dictamen del fiscal federal Franco Picardi, a cargo de la Fiscalía en lo Criminal y Correccional Federal N°5 de la Ciudad de Buenos Aires, “las promotoras eran obligadas a prostituirse con organizadores, clientes y empresario del ambiente”.

Para los investigadores, Juárez y Roncayolo serían los cabecillas de “una organización que captaba mujeres con la promesa de ofrecerles trabajo como promotoras en distintas carreras del circuito de automovilismo profesional, pero que luego eran presionadas para ejercer la prostitución”.

La investigación se inició en el año 2018 a partir de dos denuncias anónimas que llegaron a la Procuraduría de Trata y Explotación de Personas (PROTEX), que encabezan Marcelo Colombo y Alejandra Mángano.

Según la investigación, Karina Juárez “premiaba a las chicas que aceptaban prostituirse”. 

Picardi detalló que Juárez “captaba a las víctimas contratándolas como promotoras, para luego ejercer presiones laborales, ya que dentro de la agencia disponía qué promotoras eran convocadas para cada carrera y qué tareas debían realizar dentro del autódromo”.

Según explicó, la acusada “castigaba a las promotoras que no accedían a prostituirse no convocándolas a futuras carreras y premiaba a quienes sí lo hacían otorgándole tareas más sencillas y/o mejor remuneradas (como por ejemplo “hacer cámara”)”.

Acerca del rol del empresario entendió que “era el principal financiador”. “Este proceso de explotación se magnificó a tal escala, que, hasta el mayor empresario contratante de la agencia de promoción, el procesado Roncayolo, se convirtió en el principal financiador de ese negocio ilícito, participando en la explotación sexual de mujeres tanto como prostituyente y como beneficiario del posicionamiento que otorgaba a su marca Ford-Ardama, al contar con promotoras en situación de prostitución”.

Prostitución VIP en el automovilismo: hay más de 600 horas de escuchas

Entre las pruebas recolectadas, el fiscal valoró el aporte de varias de las víctimas, quienes entre otras cosas contaron que Juárez hacía “video llamadas con Roncayolo y filmaba de cuerpo entero a las mujeres, mostrándoselas y exhibiéndolas para que éste último pudiera conocerlas y así permitirle seleccionarlas de antemano”.

Picardi señaló que la jefa de promotoras también se ocupaba del “traslado y acogimiento de las víctimas”, quienes eran llevadas por el chofer Ferro a los autódromos o a los hoteles donde las hospedaban, “donde luego eran ofrecidas a distintos clientes del ambiente para prostutuirlas”.

“En ocasiones, el propio Roncayolo se ocupaba del traslado de las víctimas en su avión privado a los lugares en donde se efectuarían las competencias”, detalló el fiscal.

La principal acusada también se encargaba de trasladar a las víctimas. 

En el requerimiento a juicio, el fiscal Picardi destacó que los hechos investigados se desarrollaron “principalmente -pero no únicamente- en el ambiente deportivo del automovilismo nacional y que las víctimas eran promotoras que publicitaban distintas marcas en un ambiente rodeado de varones con alto poder adquisitivo (empresarios, pilotos, entre otros). “Las mujeres se encontraban lejos de sus hogares y protección ante el desproporcionado despliegue de poder al que accedían los varones en el circuito automovilístico, ámbito en el que -en la mayoría de los casos- las mujeres son relegadas a las tareas de promociones comerciales, y excluidas de la dirección y toma de decisiones”, amplió.

Roles y escuchas

Los investigadores sospechan que el empresario, quien aparece mencionado en distintas escuchas como “El Viejo“, sería el que financiaba a la red de trata. “Creemos que obligaba a acostarse con él a varias de las víctimas, pero no por cuestiones monetarias, sino por representación, por figurar. Lo que recaudaba no es mucho para él, en base a su posición económica, pero quería manejarse en el ambiente, estar ahí. En cambio, al resto (por los otros dos implicados) sí les representaba una ganancia”, reconoció en su momento uno de los investigadores del caso. 

Karina, conocida como “La Mamu”, se presentaba en sus redes sociales como la líder de una “agencia de publicidad”, pero en las escuchas que maneja la Justicia relata ser también “profesora de reiki”. Además, registró en la AFIP una empresa de servicios de catering y de alquiler de inmuebles para fiestas en la que figuran diez empleadas, de entre 22 y 31 años.

“Asegura dedicarse a la promoción de promotoras, pero no está habilitada ni tiene una agencia de publicidad”, desmintieron varios voceros, y añadieron que llevaba a las competiciones de carrera no menos de 15 promotoras, “a veces hasta 25”, cuando el resto “lleva entre cinco y siete”.

A Karina le decían “La Mamu”.  Llevaba a no menos 15 chicas a los eventos de automovilismo. 

Su función en la banda sería la de “captar a las víctimas” junto con “El Viejo”, “ofreciéndoles trabajo de promotoras. Buscaba personas del interior, con vulnerabilidad económica, jóvenes y preferentemente sin hijos. Las inducía a cambiar de aspecto físico, las convencía con la palabra y después las obligaba” a prostituirse.

En las escuchas que forman parte de la causa -en las que también aparece el chofer- la jefa de promotoras y el empresario hablan de las víctimas como si fuesen autos. Por ejemplo, Roncayolo le dice a un tercero: “Fui a dar una vuelta rápida al autódromo con el autito morocho. La que estaba con la colorada, la morocha”.

Karina, por su parte, admitió: “’El Viejo’ pide autito, autito, y como no me va a dar plata, no le estoy dando mucha bola”, mientras que también expuso: “Vos me decís que ponés la casa y que te lleve un autito, dos. Los autitos cobran guita y yo también tengo que cobrar”, y en otro pasaje dictamina: “Llevo a las chicas como promotoras, pero las que laburan directamente como… son para ustedes”.

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