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El presupuesto nacional prevé una baja del 6,2% en Educación y menos evaluación de la calidad

El proyecto de Presupuesto 2022, que está en el Congreso y aún no se sabe cuándo será tratado, contiene un ajuste del 6,2% en la inversión que la Nación hace en educación. Según surge del texto de la ley, se prevén $522.490 millones en gastos para esta área, que son $34 mil millones menos que en 2021 a valores constantes, es decir, considerando la inflación.

Las cifras surgen de un informe hecho por el economista Javier Curcio, para el Observatorio Argentinos por la Educación, que hace foco en la inversión en educación de toda la Administración Pública Nacional y pone la lupa sobre los diversos ítems a los que se va a destinar el dinero.

Allí se observa un cambio en las prioridades con respecto a la administración anterior. En principio, porque hay una merma en el programa de información y evaluación de la calidad educativa del Ministerio de Educación de la Nación.

Ese programa, que tiene entre sus objetivos la realización de pruebas estandarizadas -en diciembre volverán las Aprender- y también el desarrollo de un sistema informático nominal que sirva para identificar a los alumnos que abandonaron la escuela (importante en estos momentos), había logrado su pico de inversión en 2016 ($1.508 millones). Sin embargo, para 2022 se proyecta $800 millones.

Es la inversión más baja para el área desde 2015, sin considerar el 2020 (plena pandemia). Representa sólo el 0,18% del total del gasto que dedica la Nación a educación.

Consultado por Clarín, el ministro de Educación Jaime Perczyk dijo que están “trabajando en corregir los errores en la confección del presupuesto”, entre ellos el de la inversión en evaluación educativa. Agregó que van a “aumentar la inversión en educación respecto de lo que se invirtió este año”. “Esto ya está acordado con el ministro de Economía, falta que lleguen las correcciones al Congreso”, dijo Perczyk.

En línea con las necesidades que plantea la pandemia, entre los programas priorizados por el proyecto de Presupuesto enviado al Congreso están los de inclusión tecnológica (entrega de computadoras bajo el programa Juana Manso-Conectar Igualdad), becas y construcción de jardines. Tres ítems que tenían poco peso durante el gobierno anterior.

La reducción de la inversión nacional en educación se explica principalmente por el ajuste en el presupuesto para las universidades nacionales. Una reducción que ya le había ocasionado al Gobierno duros reclamos por parte de los rectores.

El de las universidades es el principal gasto que tiene la cartera de Educación (gasta casi 6 de cada 10 pesos en educación superior). En los noventa, la educación obligatoria pasó a las provincias y el Ministerio de Educación nacional se quedó sólo con las universidades. Más del 80% de ese gasto se usa para pagar salarios.

Perczyk aseguró a Clarín que el ajuste que marca el presupuesto enviado es “un error que se va a corregir”. E incluso que la inversión va a ser mayor que en 2021. También dijo que van a cambiar la distribución de los fondos entre las casas de estudio. Es que el presupuesto enviado al Congreso perjudicaba a las universidades más grande, y Perczyk se comprometió en corregir este problema.

Después de la Educación Superior, el segundo mayor gasto del Ministerio de Educación es el Fondo Nacional de Incentivo Docente, que complementa el salario de los maestros por sobre lo que les paga las provincias. Se lleva el 10,3% de la inversión. Ambos programas tienen proyectado para 2022 un peso más bajo que en años anteriores. El primero representó 74,9% del gasto del Ministerio en 2020 y 56,0% en 2021. El segundo era de 14,3% en 2020 y de 9,3% en 2021.

El informe del Observatorio Argentinos por la Educación fue realizado por Javier Curcio -investigador del IIEP BAIRES (UBA y CONICET) y de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA-, junto a Gabriela Catri, Martín Nistal y Víctor Volman (del Observatorio). Los datos fueron tomados del presupuesto abierto y la Oficina Nacional de Presupuesto del Ministerio de Economía nacional. Usaron la inflación proyectada para el 2022 por el Banco Central (REM).

Los autores explican que el presupuesto general para educación, en la Administración Pública Nacional, surgen de las funciones educativas de los distintos ministerios. Por ejemplo, hay formación militar a cargo del Ministerio de Defensa o construcción de escuelas a cargo del Ministerio de Obras Públicas.

Estos gastos tuvieron un pico en 2015. Después, se mantuvieron con cierta estabilidad hasta 2017 y a partir de 2018 experimentaron una tendencia a la baja. En los años 2019 y 2020 se tocaron los valores mínimos de los últimos diez años. En 2021 y 2022 se observa una tendencia de recuperación, aunque este último año con el 6,2% de recorte proyectado si no se producen las “correcciones”.

La inversión que hace Nación en educación es, de todos modos, una parte del gasto educativo. En rigor, 3 de cada 4 pesos que se invierten en el sistema lo hacen las provincias, que sostienen las escuelas. El consolidad total (Nación más provincias) debería ser, por ley, mayor al 6% del PBI. Esto se cumplió sólo en 2015.

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