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‘Joe’ Martínez de Hoz al FMI: “Gracias por su plan, pero ya tenemos el nuestro”

“En abril de 1976 estaba en Montevideo una misión del FMI”, contó José Alfredo Martínez de Hoz, primer ministro de Economía de la dictadura. “La misión nos ofreció trasladarse a la Argentina para asistirnos en la decisión de las medidas más apremiantes que debieran tomarse. Les agradecí esa oferta, pero les dije también que no necesitábamos tal ayuda porque teníamos nuestro propio programa, el cual aplicaríamos”.

Joe Martínez de Hoz ocupó el cargo entre el 29 de marzo de 1976 y el 31 de marzo de 1981. Argentina enfrentaba vencimientos con bancos extranjeros. Eran préstamos que había tomado el peronismo. También tenía que pagarle al FMI un crédito. El ministro pidió 180 días de plazo. El tiempo le fue concedido.

¿Para qué sirve el FMI?, se preguntó Martínez de Hoz. En una situación de crisis, la aprobación del programa económico de un gobierno por el FMI, la llamada ‘luz verde’, actúa como una especie de certificado de buena conducta que da confianza a la banca privada y al mercado financiero internacional. “Avisé al FMI que, como deseábamos mostrar hechos y no promesas, una vez pasado un período inicial de entre dos y tres meses de aplicación de nuestras primeras medidas, concurriríamos al FMI a buscar la ‘luz verde’”.

Martínez de Hoz llegaba al quinto piso (donde estaba su oficina) por escalera. Los ascensores no tenían permitido detenerse allí, lo hacían en el 4 o el 6. “Está vedada toda posibilidad de detenerse, transitar y concretar reuniones no sólo en cualquier local sino también en los pasillos, las oficinas y hasta las escaleras”, decía el documento número 1 del plan de seguridad del Ministerio de Economía en abril de 1976.

Para entonces, el Fondo Monetario Internacional ya había recomendado a Martínez de Hoz una devaluación (o suba del dólar) como primera medida.

“Es un consejo muy usual entre las recetas del FMI”, continúa el ministro. “Una especie de ‘curalotodo’, para un sistema de tipos de cambio múltiples que había y generaba incentivos para el contrabando, sobrefacturación de importaciones, subfacturación de exportaciones y un clima de especulación cambiaria que llevó a la cotización del dólar en el mercado negro a un nivel sustancialmente superior al oficial”.

Martínez de Hoz y su equipo no optaron por devaluar. “Alimentaría la hoguera de la inflación”. Y explicó que “por el contrario, pusimos dos tipos de cambio, uno oficial y uno libre. La idea era la unificación. La estrategia fue exitosa porque hizo bajar la cotización del tipo de cambio libre y enfrió la especulación. Lo contrario hubiera sucedido con el plan del FMI, hacer una devaluación masiva”.

Finalmente llegó la ayuda del Fondo.

“En noviembre de 76 unificamos el dólar. Y conseguimos en agosto firmar un stand by para refinanciar el pago de la deuda con el FMI (N.E.: adquirida en 1972) sobre la base de un programa confeccionado por nosotros y anunciado en mi discurso de televisión el 2 de abril de 1976. El programa se presentó al FMI después de dos meses de implementación, lo mismo que a Wall Street y al sector financiero internacional”.

Según “Mission to Argentina”, un memorándum del miembro del staff Jack Guenther enviado al director del FMI (Johan Witteveen), el 1° de marzo de 1976, una semana después de irse de Buenos Aires, la situación en la Argentina era peor que la imaginada y que el ministro de Economía, Emilio Mondelli, no contaba con el apoyo político necesario para llevar adelante los cambios que el FMI requería en materia de política cambiaria. Witteveen, un holandés superortordoxo, señalaría años más tarde que Argentina sería uno de los dos casos que más dificultades le trajo a su gestión. El otro fue el de Gran Bretaña con la devaluación de la libra.

Martínez de Hoz decidió entonces salir a conseguir financiamiento a través de una gira por Estados Unidos y Europa para evitar el default con el FMI. “Fue una operación de la escala de un mamut”, dijo Robert McNamara, ex ministro de Defensa de John Fitzgerald Kennedy y ahora presidente del Banco Mundial. El organismo otorgó a Martínez de Hoz el primer préstamo desde 1970. Tenían el apoyo de Estados Unidos.

El director del Departamento de Hemisferio Occidental para el FMI por entonces, Jorge Del Canto, era un chileno que estaba a punto de jubilarse. ¿Para qué entonces arriesgarse a firmar un acuerdo con la Argentina que en los últimos años había transitado años turbulentos? Los informes de Guenther confirmaban la sospecha. Solo cuando ocurre el golpe y asume el nuevo ministro, el organismo ofrece ayuda otra vez.

“Una cosa es explicar el programa para mayor conocimiento de todos los círculos y otra es el tironeo provocado por una negociación difícil”, dijo el ministro.w

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