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Martín Redrado: “Bajar la brecha del dólar va a ser la madre de todas la batallas este verano”

– Así como estamos hasta el viernes a la noche, ¿vamos a una crisis mayor?

– Así como vamos, vamos a más restricciones, a más cepo. El camino de las restricciones al dólar es un camino de ida y no de vuelta. En estas crisis siempre hay que buscar alternativas para ampliar la oferta de dólares de manera tal de mostrarle al público que hay suficiente respaldo en las reservas del Banco Central. Pero este camino no se ha hecho. Ahora la expectativa está puesta en el acuerdo con el FMI y de hecho las autoridades han dicho que todas estas medidas son un puente hasta entonces. Pero el Gobierno corre detrás de los acontecimientos y el camino se hace cada vez más estrecho en términos de reservas.

– ¿Cuántas reservas quedan?

– En Fundación Capital estimamos unos US$ 3.500 millones para fin de año, ya descontada la ayuda que mandó el FMI para pagar el pago de fin de año.

“Argentina perdió el tiempo con el FMI. Se privilegió la periferia de la negociación. Se discutieron nivel de tasas, plazos y hasta la arquitectura financiera global”.

– ¿Hasta cuándo se llega con eso?

– En el mejor escenario hasta marzo. Un mes normal de importaciones son US$ 5.500 millones y los pagos al FMI son casi US$ 4.000 millones hasta marzo. Vamos por un desfiladero estrecho. El Gobierno trata de manejar las cantidades del dólar y su precio. Para las cantidades restringe y para los precios administra el tipo de cambio. Pero como todo es inconsistente, la brecha cambiaria paga el precio. Ahí la política monetaria fracasa.

– ¿Corren riesgo los depósitos en dólares?

– No. Y este es uno de los grandes activos de la política desde 2002 hasta la fecha. Los activos y pasivos del sector bancario hoy están denominados en la misma moneda gracias a normas macroprudenciales que permitieron que desde agosto de 2019, cuando comenzó el cepo, el sistema financiero pasara de un monto de depósitos en dólares de US$ 32.500 millones a US$ 15.500 millones. Se respondió bien en esa crisis mostrando que los dólares estaban. Recuerden las filas de los ahorristas retirando los depósitos, incluso con demoras, pero se fue tranquilizando a la gente. Se fueron US$ 17.000 millones en dos años. Los encajes de los depósitos en dólares están y no creo que las autoridades cometan la irresponsabilidad que se utilicen los encajes.

– ¿Qué pasará con el dólar? ¿Devaluarán?

– El Banco Central puede manejar el tipo de cambio oficial, lo que no puede manejar es la brecha, los precios de los dólares libres.

– ¿Pueden sostener el dólar oficial sin reservas?

– Sí, restringiendo como decía antes, las cantidades. Con más cepo como hizo el jueves a la noche o de manera implícita, diciéndole a un importador o un banco ‘regrese la semana que viene’ o priorizando determinadas operaciones. Salvo insumos, ya se observan restricciones en bienes finales importados. Habrá selectividad e inequidades en términos de quienes pueden acceder a dólares para importar bienes intermedios.

“El pedirá un aumento de las reservas internacionales netas y cumplir metas. Pero el Fondo dejará al Gobierno que decida cómo hacerlo”.

– Cuando Martín Guzmán cerró el acuerdo con los privados y anunció que se venía la negociación con el FMI, usted dijo a Clarín que no sería pronto su cierre. Estuvo en lo cierto. ¿Por qué demoró tanto ese proceso? Demora aún…

– El Gobierno tuvo dos oportunidades. Yo hubiera recomendado lanzar las negociaciones con los bonistas y el FMI en paralelo. Y una segunda fue a fines del año pasado. El timing de la política económica es central y a mi juicio el equipo económico actual tuvo su oportunidad a fines del año pasado con el Fondo. La misión del staff estuvo en Buenos Aires. Tuve una reunión oficial con ellos y les pregunté: “¿Qué tan rápido están dispuestos a firmar con la Argentina?”. Me respondieron “Tan rápido como la Argentina quiera”.

– ¿Qué pasó entonces?

Se privilegió la periferia de la negociación. Se discutieron nivel de tasas, plazos y hasta la arquitectura financiera global. Argentina, con un programa sólido, superávit fiscal y tasas de interés bajas, tiene que lograr que el capital de la deuda con el FMI no se pague y sólo cancelar intereses. Argentina debe apuntar para que en 4 o 5 años cambie de acreedor y saque al FMI. Volver a los mercados públicos. Para mí la discusión de los 10 o 20 años fue etérea.

-¿Se perdió el tiempo?

Se perdió el tiempo. No se discutió el centro del tema, un programa fiscal, monetario y cambiario, qué transformaciones necesita el país para crecer. Además, porque hoy no se habla de reformas previsionales o laborales para crecer. Se puede dejar a la Argentina hacer su propio programa. Lamentablemente la historia muestra que no siempre los acuerdos con el FMI han generado confianza y en Argentina no han terminado bien porque en general no se han hecho acá.

-¿Qué se puede esperar para los próximos 20 o 30 días en este frente?

– Avances en la parte numérica.

“Así como vamos, vamos a más restricciones, a más cepo. El camino de las restricciones al dólar es un camino de ida y no de vuelta”.

-¿Se llegará a un acuerdo con el FMI antes de fin de año? Recién en enero asume el nuevo responsable para la región del FMI, el brasileño Ilan Goldfajn. Querrá ver el nuevo programa antes…

– Se pueden hacer avances sustantivos en diciembre. Pero sí, será el primer programa de Goldfajn y lo querrá ver en detalle. Lo conozco bien, me lo presentó Arminio Fraga cuando era presidente del Banco Central de Brasil. Es un ortodoxo pero tiene el pragmatismo de haber trabajado en el sector público. Pero seguro que Julie Kozack y Luis Cubeddu podrán avanzar bien estas semanas.

– Existe la lectura de que Martín Guzmán buscó avanzar más rápido en un acuerdo con el FMI y el kirchnerismo no lo dejó, ¿cómo se hace en ese caso? Usted fue presidente del Banco Central durante el kirchnerismo

– No se hasta dónde fueron las discusiones. Pero nunca hubo una propuesta integral. Siempre es qué hacemos con las tarifas, tipo de cambio o retenciones. Es una constante de errores de política económica y lo digo sin hacer críticas personales. Si vamos a hablar de tarifas no puede ser algo parcial. Hoy con un plan de estabilización ya no alcanza. Se necesita presentar a toda la clase política un programa de estabilización y crecimiento.

– ¿Qué piensa de la promesa de Alberto Fernández de enviar un proyecto plurianual en el Congreso para negociar con el FMI?

– El anuncio fue apresurado. Argentina presentó un sendero de las principales variables al FMI pero aún falta prediscutirlo con el staff. Lo cual en vez de primera semana de diciembre tal vez sea segunda o tercera. Estaría acordado que habrá una misión negociadora del FMI. Todo esto repercute en el dólar.

“No veo condiciones para una hiper. Los agregados de dinero están estables y creciendo en los últimos meses”.

– Menem y Cavallo modernizaron, estabilizaron y financiaron esa aventura con los dólares de las privatizaciones. ¿Con qué recursos se puede sostener el sueño de la próxima modernización y estabilización en Argentina?

– Hay tres ministros de Economía que tuvieron esa oportunidad desde la vuelta de la democracia: Juan Sourrouille, Domingo Cavallo y Roberto Lavagna. Tuvieron equipos solventes, programas integrales de estabilización y crecimiento, y con leyes que respaldaron sus programas. Pero la pregunta es de dónde salen los dólares

– Claro. Lavagna tuvo el ciclo de commodities

– Pero hoy también hay un buen ciclo. Tendremos un superávit comercial de US$ 15.000 millones y por falta de confianza no se los puede retener. En 2002 el superávit fue de US$ 16.000 millones.

– Insisto, ¿cómo se hace?

– Necesitamos un conjunto de leyes respaldas por mayorías especiales. Un sendero fiscal, un ancla monetaria, un sistema tributario más moderno, una ley de impulso a las exportaciones, una ley de infraestructura para un transporte más moderno. Para todo esto Argentina necesita créditos de organismos multilaterales.

– ¿Más plata?

Pueden ser garantías. En el mundo hoy sobran dólares, euros y yenes. Hay muchos fondos que se dedican a financiar infraestructura y se les puede pedir crédito con la garantía de los multilaterales. Argentina hoy tiene una crisis de confianza. Se fueron US$ 17.000 millones de los depósitos en los útlimos dos años así que imaginemos qué podría pasar con la producción y el empleo si esos recursos regresaran. Claro, hay que dar incentivos tributarios y un sentido de rumbo. Hay divisas en el sector privado pero no hay confianza como para que engrosen las reservas.

– ¿Qué son leyes de mayorías especiales?

– Que brinden un rumbo más allá de 2023. En la Argentina existen muchos y muy buenos economistas profesionales en la Argentina que deberían discutir en el Congreso e incluso muchos de ellos ahora se sientan allí como Martín Lousteau, Luciano Laspina, Martín Tetaz, Ricardo López Murphy, Javier Milei o José Luis Espert.

– ¿Qué pedirá el FMI?

– Cuando uno mira los programas que firmó en los últimos 18 meses con países con restricciones cambiarias como Egipto, Angola y Nigeria, en los tres han sugerido bajar la brecha cambiaria. Y la clave para eso es bajar el techo y subir el piso. Ahí estará la tensión en los próximos meses. La madre de todas las batalles en el verano será bajar la brecha.

– ¿El FMI dirá que hay que devaluar?

Pedirá un aumento de las reservas internacionales netas y cumplir metas. Pero el Fondo dejará al Gobierno que decida cómo hacerlo, si lo logra bajando el techo, o sea bajando el precio del dólar financiero, o subiendo el piso, aumentando el tipo de cambio oficial. Todo esto hay que hacerlo con bisturí quirúrgico y precisión porque un error significaría más inflación y menos reservas. Acá el factor confianza es claro.

– ¿Está descontado que la inflación en 2022 será más alta que en 2021?

– Sí. Será más alta.

– ¿Y entonces?

– Propongo una ley que genere incentivos para que los dólares que estén en Argentina se vuelquen al consumo y la inversión. Y otra que permita la desindexación del gasto público. Los ministros de cada área deberían comprometerse a un crecimiento del gasto de sus carteras de 40% en 2022 y de 30% en 2023.

– ¿Puede haber una híper?

– No veo condiciones. Los agregados de dinero están estables y creciendo en los últimos meses. Sí veo una inflación inercial que es mucho más difícil de derrotar, una inercia que requiere un enfoque más heterodoxo.

El rol del Banco Central y cómo bajar la inflación

Para Martín Redrado, ex presidente del Banco Central y que hoy trabaja en la Fundación Capital, hay líneas de trabajo específicas que podrían ayudar a contener y bajar la brecha cambiaria. Pero una clave es la de generar confianza.

Redrado fue presidente del Banco Central entre 2004 y 2010. Su vicepresidente era el actual número uno del banco, Miguel Pesce.

Entre 2004 y 2010 la inflación aumentó en la Argentina. Pasó de un dígito a dos, quedando arriba de 20%. Muchos economistas de la oposición lo criticaron porque señalaron que había sido durante su mandato que la tasa se afianzó en dos dígitos. Pero luego muchos de aquellos que lo criticaron, cuando estuvieron en el gobierno de Mauricio Macri, no mejoraron las cosas y en realidad la inflación subió.

– ¿Qué autocrítica hace de aquel período en la que la inflación estaba en un dígito?

– La lección es que el presidente del Banco Central tiene que convencer a todas las áreas económicas de que la inflación debe ser atacada desde todos lados. La inflación es un problema de la falta de un programa fiscal, monetario y cambiario que debe ser convergente y eso fue lo que sucedió en aquel período, sobretodo cuando se fue Roberto Lavagna, ya en 2005.

Redrado conversa con Lavagna, mantiene un diálogo. Y también con economistas del mercado, sus colegas.

Enseña y es director de una maestría de Bancos Centrales en la Escuela de Negocios en Malasia.

Volviendo a la cuestión de la inflación y cómo derrotarla. “La Argentina tiene dominancia fiscal y el Banco Central está sentado en el asiento del copiloto o de atrás. El que está sentado en el asiento de adelante es el ministro de Economía. Si no se anclan expectativas en materia de fiscal, es más dificil, sobretodo sin un mercado de capitales profundo”.

“Me he sentido reivindicado cuando un experto como Guillermo Calvo dijo una vez que con la tasa de interés no se pueden manejar las expectativas de inflación en la Argentina. En 2015-2019 quedó demostrado que podés subir las tasas a las nubes y las expectativas no quedan ancladas. También que podés no aumentar la base monetaria y la inflación sigue subiendo. En la Argentina el nivel que tenemos ya es ‘pegajoso’, no se quita así nomás y por eso creo que hay que pasar una serie de leyes en el Congreso”.

Redrado cuenta que en el último tiempo no ha mantenido contacto ni con Alberto Fernández ni con Cristina Kirchner. “Siempre estoy dispuesto a cualquier consulta, nos mandamos mensajes”. Sin embargo cerca del Presidente que el intercambio continúa. El año pasado, en plena corrida del peso, Cristina Kirchner y Martín Redrado conversaron sobre las perspectivas del dólar. El economista cree que lo que viene, en los próximos meses, será movido. Hace meses su nombre suena, en el círculo massista, como posible futuro ministro de Economía.

Al toque

Un proyecto: Mi próximo libro

Un sueño: Que mis hijos puedan realizar sus proyectos en la Argentina

Un recuerdo: Ver a Argentina campeón del Mundial 78’ en la tribuna de la popular de River junto a mi padre.

Un líder: Angela Merkel

Un prócer: Carlos Pellegrini

Comida: El asado

Bebida: Limonada con menta y jengibre.

Libro: Cómo evitar el desastre climático de Bill Gates

Persona que admira: Mi madre que con sus 90 años siempre tiene proyectos

Un placer: Leer

Película: Nomadland

Serie: Succession

Un lugar: Patagonia

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