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Aporte argentino: cómo son los estudios que se hacen en la Antártida para enviar humanos a Marte

Uno de los sueños más grandes de las agencias espaciales del mundo es enviar humanos a Marte. Sin embargo, una travesía espacial de este tipo representa muchos desafíos que aún no se han resuelto. Uno es el viaje desde la Tierra que insumiría 250 días y otro es cómo mantener vivos a los astronautas en el planeta rojo.

En Marte hay recursos para utilizar, pero no hay manera de extraerlos. Quienes vayan van a sufrir las consecuencias de la radiación solar, la falta de agua y el problema de encontrar un lugar cubierto en el que puedan sentirse como en la Tierra.

Desde hace años, el mundo realiza experimentos con astronautas para estudiar los efectos en el cuerpo humano en gravedad cero y el aislamiento prolongado en ambientes extremos, como puede ser el de nuestro vecino planeta.

Argentina es parte de esta misión internacional. Desde 2014, nuestro país envía investigadores a la Antártida para estudiar sus comportamientos y sus ritmos fisiológicos durante largas estadías en aislamiento y en oscuridad.

La base Belgrano II, el lugar de la Tierra con condiciones “parecidas” a Marte.

Se trata un proyecto llevado adelante por el Laboratorio de Cronofisiología del Instituto de Investigaciones Biomédicas BIOMED (UCA-Conicet) en colaboración con el Instituto Antártico Argentino, el Comando Conjunto Antártico, la Universidad Nacional de Quilmes y distintas instituciones internacionales. Las mediciones las realizan los médicos que forman parte de la misión antártica en la base Belgrano II, con el apoyo de los investigadores Camila Tortello y Santiago Plano desde un laboratorio en Buenos Aires.

“Los principales resultados fueron que los invernantes se iban a dormir una hora más tarde durante la noche polar, que se atribuye a la falta de exposición a la luz natural (se sabe que la luz del sol es el principal sincronizador de nuestros ritmos biológicos), asociado a cambios en el sueño durante el día. También observamos alteraciones en la estimación temporal asociadas a la noche polar o al tiempo de estadía”, explica Daniel Vigo, principal investigador del proyecto.

Explica que todos los años 13 personas, que pertenecen a las Fuerzas Armadas, pasan un año en Belgrano II. Allí, un médico les realiza estudios para medir cómo influye el contexto adverso de aislamiento y la falta de luz en su cuerpo, ya que durante el invierno, están cuatro meses en total oscuridad debido a la noche polar. “Nosotros analizamos los datos que recolectan y después los compartimos con la Agencia Espacial Europea (ESA), que los usa para estudiar el comportamiento humano en estos ambientes”, dice Vigo.

Cuenta también que uno de los proyectos a futuro es enviar astronautas a la Antártida Argentina. “ESA vio que nosotros trabajamos con mucha seriedad y también damos muy buenos datos. Por eso están pensando, en algún momento, mandar allí personas para entrenarlas”.

Una foto de Marte tomada por la NASA en abril. Foto EFE

La estación Belgrano II se encuentra a nivel del mar en tierra firme (Nunatak Bertrab; 77 ° 51′S y 34 ° 33′W), a 1300 kilómetros del Polo Sur. Caracterizada por su clima extremo, la estación es considerada uno de los territorios más fríos, secos y aislados del mundo, con temperaturas que oscilan entre -43° C durante el invierno y 5° C durante el verano. En cuanto a su posición sur, la estación Belgrano II tiene un ciclo claro-oscuro distintivo, con casi cuatro meses de polaridad noche, con oscuridad total, y cuatro meses de día, con constante condiciones de luz diurna. La jornada laboral es de 8 horas, de 9 a 18 y hay horarios fijos para el desayuno, almuerzo y cena.

“Nosotros estudiamos cuatro puntos: el ritmo de sueño, el cardíaco, la atención y los vínculos entre las personas”, comentó Vigo, quien aseguró que son muy importantes debido a los períodos largos de aislamiento y oscuridad que deberán afrontar los astronautas que viajarán a Marte.

El estudio que realizó el equipo de Vigo notó que, por la falta de luz del sol, el sueño de las personas se va atrasando media hora, con lo cual “descansan cada vez menos porque deben levantarse todos los días a la misma hora”. También notaron que la siesta se va corriendo de horario.

Proyecto Tempus Pro

Es un proyecto llevado adelante por el Centro Europeo de Astronautas de la Agencia Espacial Europea, coordinado en Buenos Aires por el Laboratorio de Cronofisiología del Instituto de Investigaciones Biomédicas BIOMED (UCA-CONICET), el Instituto Antártico Argentino, el Comando Conjunto Antártico y la Comisión Nacional de Actividades Espaciales. El investigador principal por parte de la Agencia Espacial Europea es Víctor Demaría Pesce, consejero senior del Centro Europeo de Astronautas.

La prueba del aparato de telemedicina Tempus Pro.

El objetivo del proyecto fue para validar su potencial para la exploración espacial, a través del desarrollo de diversas simulaciones en las bases Belgrano II y Carlini. Se comprobó que se trata de un dispositivo de monitoreo de signos vitales con diversas funciones integradas, portátil y robusto, confiable en condiciones extremas (antárticas), incluido el uso de capacidades de telemedicina. Las capacidades autónomas del equipo facilitan la operación por parte de un usuario no capacitado, con eficiencia después de una sola sesión de capacitación. Se sugirieron diversas mejoras que se considerarán para su utilización en la Estación Espacial Internacional.

Marte mortal

El tamaño de Marte es de aproximadamente la mitad que el de la Tierra. En el pasado, era un planeta muy parecido al nuestro, tenía atmósfera y agua líquida. De hecho, todo el hemisferio norte era un océano. Es decir, tenía muchísima agua, pero al ser un planeta tan pequeño, no sabemos todavía muy bien por qué y cómo, el campo magnético se desvaneció, la atmósfera desapareció y el agua se evaporó.

Según distintas investigaciones, se cree que una parte del agua pudo irse bajo la superficie, lo que significa que puede haber acuíferos en el planeta rojo.

El hecho de que no tenga atmósfera es crucial para la vida. En la Tierra hay vida gracias a la atmósfera porque la protege de toda la radiación, la solar y la cósmica. Una persona en Marte sin protección contra la radiación se moriría de cáncer en cuestión de días. Por eso la radiación es el problema principal para enviar viajes tripulados. No solo allí sino también durante el viaje. Desde que salgan de la Tierra ya estarán expuestos a ella.

MG

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