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“Buen bartender y cumplidor hasta el lunes, cuando se fue del trabajo sin avisar”: quién es el asesino de Delfina Pan

Agustín Lucas Mariani cumplirá 21 años en febrero. Es de Bella Vista, donde hizo el colegio secundario y luego se inscribió en el Instituto de Formación Profesional Aeronáutica, donde realizó el curso de tripulante de cabina. Vivió en la calle Ameghino de esa localidad y no mucho más se sabe del acusado de matar a puñaladas a Delfina Pan, la diseñadora con la que trabajaba en el bar Kansas, de Miami Beach, y por quien estaba obsesionado.

“Cumplidor, muy buen bartender, preparaba todos los tragos del bar, que gustaban mucho… Era amigo de unos pocos, pero a esos amigos les contaba todo, incluso sobre lo que le pasaba con Delfina”, describe una persona que prefiere mantener el anonimato, pero que frecuentaba a Mariani en Kansas. “Yo era su superior, conmigo no se mostraba raro… Pero esto que pasó no se veía venir, para nada… Tampoco se contactaba con ella durante las horas de trabajo”.

Desde hacía casi un año que Mariani trabajaba en el concurrido bar de Miami Beach, donde “hay muchos argentinos que se ganan el mango”. Una de ellas era Delfina Pan, que fue asesinada el lunes último en la puerta de su casa de la avenida Harding, donde vivía con su amiga Melina. El entorno más cercano a la diseñadora hace saber que “él estaba enceguecido por ella, la acosaba y ella sentía miedo y por miedo no hablaba del tema”.

Delfina Pan, la joven asesinada, estaba preocupada por el acoso que sufría por parte de Mariani.

La fuente de primera mano que habla con Clarín asegura que “Mariano nunca mostró interés por ella mientras estaba acá adentro, pero yo sabía por algún comentario que sí le escribía y la llamaba. De todas maneras, Delfina nunca me manifestó ningún tipo de incomodidad, preocupación ni temor”, remarca.

Amigas de la víctima, en cambio, insisten que “Delfi estaba preocupada, temía que la situación se complicara, porque habían pasado algunos episodios como un forcejeo o que se le había querido meter en el auto cuando ella se tomó un Uber. Incluso, se las había ingeniado para averiguar dónde vivía”.

De nacionalidad argentina, la persona que habla con este medio puntualiza que “hace cuatro meses me enteré de que muchos empleados salieron a tomar algo, a bailar, y que Mariani se le declaró pero ella lo rechazó. A partir de allí, Delfina me dijo que no quería que él le prepara los tragos que ordenaban los clientes, por temor a que los hiciera mal y que ella fuera la que pusiera la cara”.

Mariani atacó a Delfina en el edificio donde ella vivía.

En estos cuatro meses entre que Mariani se le declaró y el lunes 29 de noviembre, cuando la apuñaló en la puerta de su casa, “yo no supe más, pero tampoco noté un clima interno especial... Es decir que hasta la semana pasada no sabía si él seguía interesado en ella”.

Esa corrección que Mariani venía sosteniendo en el trabajo se quebró. Se supo que borró todo el contenido de sus redes sociales y salió de los grupos de WhatsApp. Hasta bloqueó a gente cercana, como sus jefes. “Ese día (el lunes) se fue del trabajo sin avisarme, sin permiso, algo que me llamó la atención. Me pareció súper raro, obvio, por eso le escribí y lo llamé, hasta que me di cuenta de que me había bloqueado”.

Mariani se hirió con el cuchillo después de asesinar a Delfina.

¿Enojo, sorpresa, desconcierto ante la reacción intempestiva de Mariani? “No, sentí nervios pensando en que algo le pudo haber pasado a él o a su familia. Pensé cualquier cosas menos que podía estar haciendo una atrocidad. Cuando me enteré… no sé cómo decir lo que sentí, estaba desconcertada, no entendía bien lo que estaba sucediendo”.

Mariani está internado en el Jackson Memorial Hospital, donde se recupera de las heridas que él mismo se infligió luego de acuchillar, el lunes, a Delfina, en la puerta del edificio donde vivía la también diseñadora.

NS

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