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Día del padre: son papás, tuvieron licencia extendida y piden que sea ley

“Traer una persona al mundo para no cuidarla no tiene sentido”. La reflexión sobre los dos días que otorga la licencia por paternidad actual es de Emilio Martínez (41), el papá de Petra, una beba de tres meses. Los tiempos cambiaron y plantean que es insuficiente que el padre tenga 48 horas para estar con su hijo recién nacido. A diferencia de cómo era en generaciones anteriores, ahora la tarea de cuidar a los hijos es reconocida como la responsabilidad que tienen las madres y los padres por igual.

La Ley de Contrato de Trabajo (LCT), sancionada en 1974, establece que las mamás tienen 90 días de licencia al tener hijos, mientras que a los padres les otorga dos. Estos plazos además pierden de vista que existen familias monoparentales u homoparentales, con papás y mamás adoptivos o que subrogan vientres.

Y solo la mitad de los varones acceden a la licencia de dos días, según la “Radiografía de los padres argentinos” publicada por el Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento (CIPECC). Este dato -que es el último relevado por la organización- concluye que entre los ocupados, el 52% tiene un empleo formal, el 24% trabaja por cuenta propia y el 18% son trabajadores informales.

Sin embargo, muchas empresas decidieron salvar la disparidad existente y brindan a sus empleados licencias de paternidad extendida. La posibilidad de gozar de este beneficio les permite criar y cuidar a sus hijos apenas nacen, a la par de sus parejas.

El 48% de las empresas brinda más tiempo que los dos días de licencia que habilita la ley”, asegura la responsable del Área de Políticas del Equipo Latinoamericano de Justicia y Género (ELA), Delfina Schenone Sienra, sobre un relevamiento que hizo Unicef a nivel nacional. A su vez, siete de cada diez compañías señalan que el avance viene a través del convenio colectivo.

ELA y Unicef trabajan hace cuatro años en una iniciativa llamada “Empresas que Cuidan” (ECU), que agrupa a distintas compañías -tanto grandes como pymes- que tienen un compromiso con la agenda de género y de cuidado. Durante ese período, entre 30 y 40 empresas formaron parte de la iniciativa.

Clarín se contactó con voceros del Ministerio de Trabajo, de Desarrollo Productivo y de las Mujeres, Géneros y Diversidad para conocer la cantidad de empresas que en el país dan licencias extendidas por paternidad, pero respondieron que no disponían de las cifras.

Tiempo para compartir

Al terminar su primera licencia, que la unió a las vacaciones para llegar a las tres semanas, Sebastián Longo (34) reconoce que dejó en una situación muy endeble a su esposa Natalia (34), que “todavía se estaba acomodando a la nueva realidad de tener una hija”.

Con su primera hija, Sebastián Longo tuvo que tomarse vacaciones. Con el segundo, tuvo seis meses de licencia. Foto Lucía Merle

Pero la situación con su segundo hijo es distinta porque cuenta con seis meses de licencia por paternidad. El director de Logística y Suministros del laboratorio Sanofi aprovecha este tiempo para preparar el desayuno o acompañar a su hija mayor al jardín.

“Baño y cambio a mis niños, mientras mi mujer cocina. Lo paseo al más chico en cochecito después del almuerzo para que duerma la siesta la más grande”, cuenta sobre su nueva rutina. Nota que estar en su hogar, sin trabajar, le da tiempo para jugar, pasear, llevar a sus hijos a la plaza o a algún entretenimiento, como el teatro o el Jardín Japonés.

Los seis meses le permiten atender no sólo al recién nacido, sino a su hermanita. “El cambio de tener un segundo hijo fue menos brusco, ya que esta vez pude estar más tiempo en casa después del parto”, afirma.

También Diego Weledniger (38), a cargo de Atención de Cuentas y Clientes no Bancarios de Red Link, aprovecha la licencia para poder bañar al bebé mientras su pareja prepara la cena y pasa tiempo con su hijo mayor.

Diego Weledniger junto a su esposa y sus hijos Romeo y Ciro. “Dos días no permiten disfrutar ni ayudar”, dice. Foto Lucía Merle

Reconoce que la diferencia es “abismal” entre contar con la licencia tradicional con Romeo (5) y una extendida de un mes que tuvo con Ciro (cinco meses). “Dos días no permiten disfrutar ni ayudar en las primeras semanas de vida de un hijo”, explica.

Usa la licencia para llevar al colegio a su hijo mayor y buscarlo. “Al principio iba con el más chiquito, pero con el frío ya no lo saco para eso –aclara–. Incluso al bebé lo llevaba, antes del invierno, al entrenamiento del más grande en San Lorenzo los martes y jueves”. Todos en su familia son del club de Boedo. 

A diferencia de Sebastián y Diego, Mathias Rommel (32) es papá primerizo. Al ser un nuevo mundo el que transita junto a Josefina Caffarena (33) y su bebé Pedro de tres meses, reconoce que le surgen dudas y miedos. “Poder estar los dos juntos para tomar cada decisión es clave”, sostiene.

Mathias Rommel y su hijo Pedro. Papá primerizo, dice que es clave poder tomar cada decisión junto con su pareja. Foto Lucía Merle

Para el coordinador de Social Selling de Natura Argentina, es “súper importante dividirse los roles en las tareas del día a día” y así lo hizo durante los 40 días de licencia que le otorgó su empleador.

“El primer mes que el bebé duerme menos y más cortado, Jose estaba muy cansada, entonces poder ocuparme de cocinar algo rico, de hacer las compras y de mantener la casa limpia eran fundamentales para no sumarle más temas“, detalla.

Mathias mimaba a su mujer preparándole “algo que a ella le gustara, como unos panqueques o un licuado para recargarle las energías”. Pero también tomaron como rutina que él se ocupe de bañar a Pedro para “tener ese momento de conexión entre hijo y padre”

Una licencia de otros tiempos

La Ley de Contrato de Trabajo establece una de las licencias por paternidad más cortas de América Latina. El plazo refleja la época en la que la norma fue dictada. En esos tiempos, la madre se quedaba en la casa cuidando a los hijos y sólo los padres trabajaban fuera del hogar.

“Las diferencias en las licencias por maternidad y paternidad conllevan a desigualdades laborales, a discriminación laboral hacia las mujeres y hacia las madres sobre todo porque se percibe que son un costo y un obstáculo para las organizaciones”, plantea Schenone Sienra.

En Argentina, casi 3 millones de mujeres trabajan en los sectores del cuidado. De ese total, 9 de cada 10, hacen estas tareas sin remuneración y dedican el doble de tiempo que los varones, según datos de la Organización Internacional del Trabajo (OIT). Como consecuencia, a las madres les es más difícil acceder al mercado laboral

“La licencia de dos días visibiliza una realidad de hace 50 años que era una sociedad muchísimo más machista. Ayudaría mucho a la mujer que tiene una carrera profesional no tener que ser la única que se puede tomar la licencia”, dice el matrimonio conformado por Emilio Martínez (41) y Ignacio Konaszczuk (35).

Juan Ignacio Konaszczuk y Emilio Martínez con su pequeña hija Petra. Foto Lucía Merle

La pareja hace poco tuvo a Petra (tres meses), a través de la subrogación de vientre. Emilio es Post Sales lead en Rappi, y se toma 150 días de licencia hasta mediados de agosto. A diferencia de su esposo, que no tuvo porque es profesional independiente y tampoco le dieron los dos días en la facultad privada donde dicta clases de nutrición.

Los cinco meses de licencia le sirven a Emilio para pasar todo el día con la beba mientras que Juan Ignacio puede trabajar tranquilo. “Ahora que es más grande pide upa y necesita estar cerca de uno para generar el vínculo padre-hija. Tener el tiempo para poder criarla y que no la cuide otra persona es lo más importante para nosotros“, afirma.

Otra de las compañías que ofrece el beneficio de licencia extendida es Despegar. Federico Trevisan (36) es UX Design Ops consultant y gozó en dos oportunidades de 21 días por el nacimiento de su hijo Camilo (2) y de su hija Amanda (seis meses). Ambos nacieron durante la pandemia.

Federico Trevisian pudo gozar de una licencia de 21 días con sus dos hijos y dice que este cambio contribuye a una nueva construcción social. Foto Lucía Merle

“Los paradigmas cambian y hoy la crianza ya no recae mandatoriamente en la madre, las tareas y las responsabilidades se reparten en pos de un balance más justo. Que el padre cuente con más días contribuye a esa construcción social”, reflexiona.

La segunda experiencia al usar la licencia fue distinta porque su esposa Tamara (34) tenía una cesárea programada, debía recuperarse de la operación y ya tenía un hijo de dos años. En ese contexto, Federico hace hincapié en que la licencia extensa resultó clave: “Contaba con tiempo para poder turnarnos para descansar. Me podía quedar despierto y cuidar a uno de mis hijos, mientras mi esposa recuperaba sueño y energías”.

El proyecto oficial

El Gobierno presentó en mayo un proyecto de ley de ampliación y creación de licencias por maternidad y paternidad. En el caso de la última pasará a llamarse de “no gestantes” y la va a cubrir Anses.

De dos días pasará a ser de 90, pero de forma progresiva. Al sancionarse la ley, la licencia será de 15 días, a los dos años será de 30 días, a los cuatro años pasará a 45 días, a los seis años a 60 días y cuando se cumplan ocho años llegará a 90 días. 

Frente a este esquema, Emilio e Ignacio cuestionan por qué no pasa de dos días a 90 la licencia por paternidad y así evitar la espera de ocho años. En cambio, Mathias considera que “tener al menos 15 días de licencia va a servir muchísimo para que las familias nuevas se consoliden y también para la salud mental y física de los papás”.

Aunque los padres coinciden que durante los primeros meses del bebé el rol de la madre es más importante, Diego resalta que “el padre debe estar presente, acompañando el crecimiento del niño, ayudando a la familia”. Y agrega: “Es un derecho que debería existir hace muchos años”.

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