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Los robots pueden ser geniales, pero todavía no controlan su fuerza

Hablamos con los investigadores del MIT que desarrollan autómatas para tareas delicadas. “Estos avances harán que las máquinas se integren definitivamente en las casas”, dice uno de los especialistas.

Los detalles de SEED, un sistema de robótica blanda. (Foto: Adobe Stock)

En Por qué los robots son tan inteligentes como estúpidos ya hablamos de la paradoja de Moravec, que plantea un aparente contrasentido: las máquinas ejecutan tareas muy complejas, pero son incapaces de asuntos sencillísimos para la mayoría de los seres humanos, por caso agarrar una flor sin lastimarla.

Los robots siguen siendo ineficaces a la hora de ejercer la cantidad justa de fuerza”, señalan desde el Instituto Tecnológico de Massachusetts en un artículo que cuenta los avances de SEED, un sistema que procura conseguir una habilidad hasta ahora escurridiza para los autómatas: la delicadeza.

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Científicos del MIT CSAIL junto con investigadores del Instituto de Investigación de Toyota diseñaron un sistema de robótica suave que consigue sostener herramientas con la fuerza adecuada, limpiar vidrios y escribir palabras con una lapicera. ¿El secreto? Sus “dedos” son pinzas de burbujas. Además emplea un software especial para el mapeo, indicando cuándo debe inflarse o desinflarse según la potencia necesaria.

“Queremos demostrar que los robots blandos pueden realizar algunas tareas de manera más eficiente y robusta en comparación con sus contrapartes rígidas”, dice en diálogo con TN Tecno Hyung Ju Suh, estudiante de doctorado en ingeniería eléctrica y ciencias de la computación en el MIT, y autor de los nuevos estudios con SEED.

– ¿Por qué las máquinas son ineficientes para manipular elementos frágiles?

– Los investigadores en inteligencia artificial se han sentido desconcertados por la misma pregunta. Hubo mucha discusión sobre este tema, pero la mayoría de las respuestas giran en torno al hecho de si los softwares son lo suficientemente buenos. Por ejemplo, la máquina es capaz para hacer la mayoría de las cosas sin un operador humano la controla en forma remota, lo que parece una prueba de que el software (y no el hardware) es el principal cuello de botella para la eficiencia.

Sin embargo, hay casos en los que el hardware sigue siendo un cuello de botella, por ejemplo en la manipulación de objetos frágiles. Éstos requieren una aplicación cuidadosa de la fuerza por definición. Si el robot es demasiado rígido, no sabe cuánto debe apretar. Pequeños cambios en la posición de las pinzas pueden provocar grandes cambios en la fuerza.

– Sabemos que el sistema SEED procura conciliar la robótica con la delicadeza. ¿Cuáles son sus principales beneficios?

– La manipulación no se trata solamente de agarrar y mover objetos. Los robots necesitan tener la capacidad de sostenter herramientas y usarlas, y pueden usar otras partes de su cuerpo para interactuar con objetos, un comportamiento que los investigadores llaman “manipulación no prensil”.

Con su pinza de burbujas blandas, SEED puede agarrar y usar objetos. Lo que es más importante, puede hacerlo de manera controlada debido a la detección interna dentro de los dedos, que es bastante similar a cómo usamos nuestra piel para sentir y ajustar nuestras acciones sobre la marcha.

La robótica blanda promete una interacción más fluida entre las máquinas y los humanos. (Video: MIT CSAIL)

SEED está tratando de conectar los mundos de los robots blandos y la detección visual-táctil. Esto significa que obtenemos interacciones controladas con objetos que son demasiado frágiles para sujetarlos con pinzas rígidas. Me imagino que tales capacidades serán útiles para manejar material frágil. También podemos habilitar una mejor interacción humano-robot.

– ¿Esto nos acerca a un futuro en el que los robots estén más integrados en nuestros hogares?

– Absolutamente. Además del empleo de herramientas, otro beneficio de tener robots blandos es que son mucho más seguros para operar con humanos. Debido a que la pinza es suave, no hay peligro de que apriete demasiado fuerte. Esto los hace mucho más seguros para usar en los hogares.

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En las pruebas realizdas, el sistema SEED consiguió éxito en tareas que requieren el uso de fuerzas diferentes, como escribir “MIT” con una lapicera o apretar un tornillo. ¿Qué desafíos enfrentan ahora los investigadores? Según cuenta Hyung Ju Suh, el reto es diseñar un método escalable que consiga expandir estas habilidades.

“La variedad de tareas a las que nos enfrentamos en los hogares reales es mucho más diversa. ¿Qué tipo de herramientas debe usar el robot? ¿Qué hace el robot con esa herramienta? ¿A qué entornos se enfrenta? La variedad de tareas es evidente y para eso será preciso un desarrollo más general, en lugar de un programa diferente para cada tarea”, concluye el investigador.

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Suh presentará los avances de este estudio este mes, en el evento International Conference on Intelligent Robots and Systems.

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