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Después de seis años reabre la centenaria confitería La Ideal, un símbolo de la Ciudad de Buenos Aires

A seis años de permanecer cerrada, todo parece indicar que la semana que viene reabrirá sus puertas la emblemática confitería porteña La Ideal. El histórico espacio de la calle Suipacha al 300, casi esquina Corrientes, que junto a las confiterías Del Molino, Las Violetas, Tortoni, La Giralda y La Puerto Rico, entre otras, fueron la mejor expresión del mundo gastronómico de buena parte de las primeras décadas del siglo pasado y representan, como pocas, el espíritu de la porteñidad.

Si bien falta completar algunos detalles mínimos, son trabajos que no impiden la reapertura de la emblemática confitería porteña, que fundó en 1912 el comerciante español Manuel Rosendo Fernández.

SIMBOLO. La Ideal es un lugar emblemático de la cultura porteña. FOTOS: Néstor Grassi

Los trabajos. Según explicó el arquitecto Alejandro Pereiro, responsable de los trabajos de remodelación y puesta en valor de la confitería, esta “no será una reapertura rimbombante”. “El estilo de los nuevos dueños es abrir las puertas tal como si se hubiesen cerrado el día anterior. Es habitual esta modalidad en ellos”, señaló Pereiro. “Hay que tener en cuenta que este espacio genera muchas expectativas. La idea es evitar un desborde innecesario cuando la realidad invita a disfrutar del lugar”, agregó uno de los responsables del estudio de arquitectura Pereiro-Cerrotti & Asociados, en su charla con PERFIL.

Una muestra del interés que despierta la reapertura de la emblemática confitería fueron las repetidas consultas de los transeúntes y curiosos que pasaban por el lugar y preguntaban si “ya se podía pasar a tomar algo”, o “cuándo abre”, mientras el equipo periodístico de este diario realizaba esta nota.

ORGULLO PORTEÑO. El majestuoso vitral del techo de la confitería fue restaurado al igual que el mobiliario, el baño y las arañas francesas. La boiserie de cedro fue pulida y tratada con ceras en caliente. Su tono es más claro que el que tenía el original.  

De acuerdo con el esquema previsto para la reapertura, en una primera etapa solo se habilitará la planta baja del lugar, que tiene espacio para poco más de 150 personas. “La idea es tomarle el pulso al funcionamiento de la confitería para luego abrir el primer piso. Entre las dos plantas pueden entrar unas 350 personas en total”, aseguró Pereiro.

Entre los diferentes elementos que se restauraron durante la obra figuran las arañas francesas, la boiserie de cedro, todo el mobiliario, los vitrales italianos, bronces, mármoles, rejas y vitrinas y el cielorraso con su detalles de dorados a la hoja. También se recuperaron algunos de los elementos que fueron desapareciendo con el correr de los años, como por ejemplo los clásicos faroles del frente del edificio de la calle Suipacha (en este caso son réplicas) y los escudos de bronce, que ahora estarán colgados en el interior del salón principal. En este caso, también se colocarán réplicas en el frente del edificio.

Además de los trabajos que se realizaron en el interior del edificio, la recuperación del vitral del techo del inmueble fue una de las principales tareas. Fue llevada adelante por María Paula Farina Ruiz, una de las más reconocidas restauradoras de vitrales del país.

Durante la charla, llevada a cabo en el salón principal, Pereiro también destacó la recuperación de la boiserie de cedro que decoran las paredes del salón principal. “Se desarmó por completo para luego consolidar sus partes, las maderas fueron pulidas y tratadas con ceras naturales calientes. Esta tarea fue llevada adelante durante un año por un equipo de diez personas. En el caso de las columnas que se encuentran en el salón principal, se les hizo un trabajo de laboratorio hasta llegar a dar con el color original, ya que tenían nueve capas de pintura”, puntualizó el arquitecto, cuyo estudio también estuvo a cargo de los trabajos de puesta en valor de La Puerto Rico. “El único mobiliario que se agregó fue una bancada en el centro del salón, bajo el vitral. También se instaló una baranda de vidrio laminado blisan blindex alrededor del hueco del cielorraso en la planta superior”, indicó el profesional a cargo.

“Los porteños y los turistas que visiten este espacio se encontrarán con una confitería de primer nivel, tanto por su calidad arquitectónica como por el servicio gastronómico que ofrecerá. Además, servirá de ejemplo para tener una idea de lo que fue el viejo Buenos Aires de ese momento”, explicó, por último, el arquitecto que volvió a darle vida a una de las más significativas confiterías de la Ciudad.

La Puerto Rico, más cerca de abrir sus puertas

Otras de las confitería porteñas que también se encuentran en su etapa final de obras de puesta en valor es la confitería La Puerto Rico, el emblemátcio salón de la calle Alsina al 400. En este caso, los trabajos también son desarrollados por el mismo estudio de arquitectos que trabajó en la refuncionalización de la confitería La Ideal: Pereiro – Cerrotti & Asociados.

En la primera etapa de las obras se restauró la fachada orignal del local en el cual se destacan las tradiconales letras rojas con el nombre del bar notable. Luego siguieron los trabajos en el interior de la confitería.

Si bien fue un trabajo mucho mas chico que los desarrollados en La Ideal, en los cuales se trabajo sobre 2500 m2, la Puerto Rico, fundada en 1887, en un futuro no muy lejano vuelve a abrir su puertas para que clientes y habitués vuelvan a disfrutar de un sabroso café tostado a la vista, la especialidad de la casa. En este caso y segúin explicó Pereiro “los clientes volverán disfrutar del tostado a la vista”.

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