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Mensajes en el cielo para alertar por el drama del abuso sexual infantil

El próximo sábado organizan una barrileteada para concientizar. Aseguran que a las víctimas no se las escucha.

El objetivo es que lo que se calla, se vea desde el cielo. Y que eso que silencia se exponga para que las víctimas se sientan escuchadas y para evitar que otros estén en ese lugar. Desde hace más de tres décadas, el pediatra Rubén Sosa organiza cada año una barrileteada solidaria: el próximo domingo, sus barriletes se levantarán para concientizar por el abuso sexual infantil.

El problema es grave. Según datos de Unicef, 1 de cada 5 niñas y 1 de cada 13 niños fueron víctimas de abuso sexual, y el 70% de los casos en la infancia se dan en el ámbito intrafamiliar. Otros datos también muestran el riesgo al que están expuestos los más chicos: una encuesta de Grooming Argentina que se difundió este domingo señala que a 7 de cada 10 menores de 9 a 17 años les pidieron imágenes desnudos en la web.

“Formamos parte de una sociedad y un sistema que no suele creerles a los menores cuando expresan que fueron víctimas de abuso. Queda por aprender mucho del lenguaje corporal, signos y síntomas de abuso, nos falta afinar la mirada y reconocer que ninguno/a, está a salvo. El riesgo, la problemática atraviesa todas las clases sociales. Tampoco hay un perfil de abusador/a y lo más frecuente es que es intrafamiliar”, explica Sosa, pediatra e infectólogo del hospital de Niños Pedro Elizalde.

El pediatra Rubén Sosa junto a sus pacientes en una de las barrileteadas.

Como lo hace cada primavera desde hace más de 35 años –sólo se frenó en el 2020 por la pandemia– Sosa convoca a la comunidad a remontar barriletes en la plaza frente al Hospital Garrahan. Esta vez será el sábado 19 a las 15. Pero como también viene ocurriendo en los últimos años, la convocatoria se replicará en distintas plazas de todo el país, con el mismo objetivo: “Poner una verdad en el cielo”, como dice el médico, quien invita a escribir en los barriletes frases como “Decilo”, “Hay secretos que hacen mal” y “Yo te creo”.

En todos estos años, Sosa hizo barrileteadas para concientizar sobre múltiples causas: donación de órganos, prevenir la transmisión del VHI, rechazar el consumo de drogas o visibilizar el trastorno por déficit de atención. El año pasado, el lema fue la neurodiversidad. Y este año, también se suman a la convocatoria asociaciones que trabajan con trastorno del espectro autista y discapacidad porque, remarca el médico, esta población es mucho más vulnerable al abuso sexual, con un porcentaje mayor de víctimas.

El pediatra cuenta que empezó a repartir una carta hace unos meses en el hospital para que los padres y madres de sus pequeños pacientes se sumen a participar. Y la respuesta que recibió lo impactó: esos adultos, al leer el texto, contaban que ellos mismos habían sido abusados en la infancia.

“Yo fui una de esas niñas que pasó por tal situación. Por suerte tuve ayuda, la sigo teniendo. Pero por los que no pueden hablar o los que no se animan, espero que con este acto tuyo, sepan que no están solos, que pueden buscar ayuda siempre y que no se queden con esa persona que les dice ‘no te creo’ o ‘algo hiciste’”, le escribió una de esas mamás.

Rubén Sosa es pediatra y pide a sus colegas que ayuden a detectar el abuso sexual en la infancia.

“Nuestra tarea como profesionales de la salud es poner la mirada y romper la pregunta, quebrar el silencio, para poder así, aliviarlos y acompañarlos –interpela Sosa a sus colegas–. A veces se desacredita el relato de las victimas con la aplicación del llamado Falso Síndrome de Alienación Parental, o las teorías de la ‘memoria implantada’ o ‘confabulación’. Para colmo de males, muchas veces se investiga a la víctima, cuestionan su relato y se archivan las denuncias. Una vez que el niño/a o adolescente hable, debe ser acompañado, cuidado y sostenido”.

El pediatra remarca que la violencia sexual no es solo abuso físico, sino también cualquier intrusión en la intimidad de un menor porque, enfatiza, “los niños/as y adolescentes no pueden ‘consentir’ porque no tienen capacidad de discernir”.

Por último, enumera algunos signos de alerta para los adultos, que pueden ser indicadores de que ese chico o esa chica fueron víctima de un abuso: si está callado, se aísla de sus amigos y rutina, cambia el comportamiento, está agresivo o hiperactivo, no rinde en la escuela, intenta huir de casa, se autolesiona o tiene lesiones inexplicables.

AS

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