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El grupo Bunge y Born revela sus secretos

Abrió sus archivos que van de 1884 a 1950. El secuestro de los hermanos Born por parte de Montoneros, los ministros y el plan que el grupo aportó a Menem y luego su disolución para quedar en exportación y procesamiento de granos, queda pendiente.

03/12/2022 12:11

Actualizado al 03/12/2022 12:11

Contrariamente a lo que pueda parecer, no es común que se abran archivos empresarios en el mundo y menos aún en una Argentina con un capitalismo de base familiar. Lo cierto es que tras dos años de trabajo, el grupo Bunge y Born decidió dar a conocer los suyos en lo que fue una decisión que exigió una tecnificación extrema.

La Fundación Bunge y Born llevó adelante la iniciativa y anhela que ese hecho sea un puente para animar a otros. Son más de 13.000 documentos que van desde 1884 hasta 1950. Semejante volumen de información lo convierte en uno de los archivos empresariales más importantes del mundo.

Las relaciones de intercambio con Europa, el acceso al crédito, la creación y participación del directorio en el sistema bancario; las empresas como Molinos, en el marco de la conformación de un sofisticado sistema para la formación del precio del grano y hasta la participación de las mujeres en el mercado laboral en Grafa, además de pasar de la exportación a la industrialización y cómo los afectó la Primera y la Segunda Guerra mundial, son parte de esos documentos.

Molinos Río de la Plata, un edificio histórico de 1903, el primer gran silo argentino, es demolido en 1998 para dar espacio al nuevo crecimiento edilicio en Puerto Madero

El grupo nació en 1876 cuando Ernesto Bunge llegó al país desde Amberes al país y llamó a su cuñado Jorge Born. Las primeras operaciones fueron en 1884. Eran extranjeros que venían con el conocimiento y el capital social. Y la elección de Argentina estaba relacionada por su condición de productor de materias primas, a tal punto que el 30% de las exportaciones iban a Amberes.

Diversificación y salida al mundo

En 1904 el grupo desembarca a Brasil y en 1910, en Uruguay: fueron los primeros pasos de su internacionalización. Aquel año Bunge y Born ya representaba el 30% de las exportaciones argentinas y encara una diversificación vertical y horizontal. Fue el único que pudo participar en el inicio de la revolución alimentaria surgida con los cereales.

En 1940 las seis empresas más importantes del país eran de Bunge y Born: Molinos, la sociedad de Bolsa, Centenera (envases) , Compañía Química, Alba (pinturas) y Grafa (textiles). Contabilizó 144 compañías.

Jorge Born hijo entrega uno de los premios de la Fundación.

El archivo revela la importancia y la ventaja de la mano de la tecnología. Con el uso de elevadores en los molinos y puertos y el telex, que fue clave para los precios y la relación con el mundo, Bunge y Born se transformó en una de las corporaciones empresariales más importantes de Sudamérica durante el siglo XX, hasta 1992, cuando comienza el proceso de disolución. Hoy queda muy poco del grupo original.

La documentación del archivo refiere a las empresas, en su mayoría agropecuarias e industriales. Otras de la industria química, la explotación forestal y la fabricación de productos alimenticios. Y se conservan documentos sobre clubes sociales y deportivos vinculados a este grupo.

Mirada histórica con perspectiva de futuro

Jorge Born hijo dijo en la presentación: “La puesta en valor de este archivo es un homenaje a nuestros antepasados y a los valores del trabajo, de la perseverancia y del esfuerzo, que permitieron que el Grupo Bunge y Born se desarrolle. Este es un trabajo histórico con mirada y perspectiva de futuro”. Gerardo della Paolera, CEO de la Fundación, sostuvo: “Nos da la posibilidad de recuperar los valores que hicieron grande a la Argentina”.

El historiador Fernando Devoto asimiló los archivos a lo secreto y habló de la voluntad de recuperar la memoria. Para la especialista María Inés Barbero es una evidencia empírica robusta que ayuda a entender las decisiones de la gran empresa moderna como competitiva, innovadora, tomadora de riesgo y la articulación entre las decisiones y la macroeconomía.

Para Ricardo Smith Estrada, directivo de la Fundación, cuando se escribieron todos estos documentos no se lo hizo pensando en hacerlos públicos algún día, son fieles a la realidad. Finalmente, archivo mata relato”.

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