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El hijo de Romina Yan y nieto de Cris Morena se abre paso en Madrid, haciendo comedia musical

A más de diez mil kilómetros de Buenos Aires, en Madrid, Franco Yan se abre camino como artista en el mundo de los musicales demostrando que la pasión que lleva en el ADN no conoce de geografías ni distancias. El hijo mayor de Romina Yan, y nieto de Cris Morena y Gustavo Yankelevich, tiene el objetivo de hacerse un nombre propio, mirando para adelante pero sin olvidar sus raíces.

A los 22 años, Franco acaba de debutar en Los puentes de Madison, una megaproducción musical que se presenta en el teatro EDP, en la Gran Vía madrileña (un equivalente a la porteña avenida Corrientes), donde comparte elenco con la española Nina y con Gerónimo Rauch, también argentino al igual que el director Alberto Negrín. Allí Franco interpreta a Michael, el hijo de la protagonista.

“Tengo una conexión muy fuerte con este personaje, siento que me cayó en el momento justo, me vino como anillo al dedo. Me resulta cómodo hacerlo, fluido, es como si el personaje me hubiera esperado y ahora llegó el momento”, cuenta en una charla telefónica desde Madrid. “A veces, por ansiedad, querés hacer un personaje, pero es mejor pasar antes por ciertas experiencias para abordarlo”.

Franco Yan, el hijo mayor de Romina Yan, está instalado en Madrid donde trabaja como actor. Foto: Prensa

Un chico preparado

Antes de instalarse en la capital española, convocado por este trabajo, Franco estuvo en Londres estudiando actuación durante cuatro años. Pero su vocación le viene de la infancia, e incluso desde antes de nacer, por herencia familiar. “Nunca dudé de que quería dedicarme a esto, estoy seguro que es algo que uno trae en el ADN, sin dudas. Además siempre, por mi familia, estuve ligado a la profesión”.

Es que, por el lado materno, la familia Yankelevich es sinónimo del mundo del espectáculo desde su tatarabuelo Jaime, su bisabuelo Samuel, pioneros de la radio y la televisión argentinas; su abuelo Gustavo, productor, y su mamá, Romina quien murió en 2010 cuando Franco tenía apenas 10 años. Sin embargo, ella está siempre presente como una compañía ineludible y protectora. Su papá es Darío Giordano.

Y claro, su abuela es Cris Morena, otro referente del espectáculo argentino.

A los 8 años tuve una quiebre, en el que me di cuenta realmente de que quería dedicarme a esto mientras estaba en el patio de casa con mi mamá, repasando obras y canciones”, recuerda. Frecuentar los sets de grabación o ir a los teatros a ver las obras de su abuela Cris y ver todo el proceso creativo, no hicieron más que potenciar sus ganas de estar en un escenario.

Por eso, a los 17 años, con el secundario recién terminado, Franco tomó la decisión de mudarse a Londres. “Siempre quise ir a estudiar allá, porque me parece que es donde están los mejores actores y actrices y también por la impresionante tradición teatral que tienen. Quería pasar por esa experiencia”, explica.

Después de averiguar en varios lugares, le recomendaron estudiar en la Royal Central School of Speech & Drama, una prestigiosa (y exigente) escuela por la que pasaron decenas de intérpretes británicos como Judi Dench, Kit Harrington y Martin Freeman, entre muchos otros.

Franco Yan, el hijo de Romina Yan, estudió en Londres y ahora trabaja en Madrid. Foto: Prensa

Con una ayudita desde el más allá

Fueron cuatro años de una disciplina intensa, sumada a la dificultad de hacerlo en otro idioma. Pero a lo largo de esa experiencia, a la par de su formación, es donde fue sintiendo la presencia materna, como una protección y una ayuda casi sobrenaturales.

“Las audiciones para quedar seleccionado en la escuela son tremendas. De entrada, de 80 personas filtran y quedan 15”, dice. “Más aún siendo extranjero, porque por más que hables inglés, el nivel es muy alto y no es frecuente que te acepten”.

Y relata cómo fue pasando esas pruebas para poder seguir estudiando. “En una de las audiciones finales, sentí algo particular, que estaba en mi lugar y mientras cantaba tuve una sensación muy fuerte, como si hubiera alguien más cantando conmigo”, asegura. “Lo hice a capella y en español”. Y lo aceptaron. “Fue como algo del destino. Sin dudas, creo que fue mi mamá que estuvo ahí, protegiéndome”.

El recuerdo y homenaje de Franco a su madre, Romina Yan, en el dia de su cumpleaños. Foto: IG Franco Yan.

Ahora, espera al 7 de diciembre para ir a buscar su título de graduado a Londres y después volver a Madrid a seguir con las funciones de Los Puentes de Madison. “Londres es una ciudad hermosa pero no es tan fácil instalarse, por eso cuando apareció esta oportunidad en Madrid, me encantó. Acá hay un ambiente más familiar”, dice.

El recuerdo de Vive Ro

Aunque, por ahora, este proyecto lo retiene en España, Franco dice sentirse un nómade y su ideal sería trabajar en distintas ciudades del mundo. “Por supuesto a Buenos Aires siempre vuelvo, porque es mi hogar, es donde tengo familia, amigos y me encanta”.

Según cuenta, sólo hubo una experiencia más emotiva que la que vive cada noche en las funciones actuales de Los Puentes... y es la que transitó en el Gran Rex, en Buenos Aires, en 2018, cuando la familia decidió rendir un homenaje a Romina en la fecha de su cumpleaños y organizaron el espectáculo Vive Ro que, además, fue a beneficio de la Fundación Sí.

Aquella vez, además de la participación de varios artistas, Franco y sus hermanos, Valentín y Azul, subieron al escenario a cantar y a rendirle tributo a su mamá.”Fue una de las sensaciones más impresionantes que tuve en un escenario”, dice.

Franco Yan, hijo de Romina Yan, cantando en Vive Ro, el homenaje a su madre en el Gran Rex en 2018..

Ese homenaje no fue el único. Para Franco, llevar el mismo apellido artístico que su madre también es una de las tantas formas de tenerla siempre presente. “Es como tener una medalla de honor y no podía ser de otra manera. Todo lo que hago es un homenaje a ella”, dice.

“En los ’90 cuando le pidieron que se cambiara el apellido, Yankelevich, ella se plantó. No quería cambiarselo y sólo aceptó acortarlo”, cuenta. “Para mí es como un legado usar el mismo apellido artístico”.

Franco Yan se considera perfeccionista, pero también con mucho camino por delante para seguir aprendiendo y sumando experiencia. “El teatro es lo más mágico que existe, el escenario es un templo y la verdad, es que resulta transformador”, destaca. 

Y con esa sensación vive las funciones en Madrid ahora. “Es impresionante lo que se siente. Hacer esta obra, que es una historia de amor que nos atraviesa a todos y en un teatro tan lindo, es muy emocionante. Sobre todo, sentir la energía que circula entre los artistas y el público y compartir esa alegría, para mí, es un regalo”, destaca.

Franco Yan en su etapa de estudiante de teatro en Londres.

Y agrega: “Desde chico que quiero hacer esto, pero hace cuatro años que me vengo preparando mucho, por eso este proyecto lo siento como un punto de inflexión, un primer gran paso en mi carrera. Cuando salgo al escenario, piso con mucha seguridad y alegría, realmente lo disfruto”.

La historia de amor que propone Los puentes de Madison es una novela de1992 que también tuvo su versión cinematográfica, con Meryl Streep y Clint Eastwood, en 1995. La película ganó varios premios, entre ellos, un Oscar para la actriz. 

Según Franco, “es una historia de amor atemporal y al ser musical, la eleva a un nivel mayor de emoción. Mi personaje arranca con 16 años, pero a medida que avanza la obra, va creciendo y llega a los 40, con lo cual tiene muchos conflictos y me permite desarrollar muchas facetas. Estoy mega agradecido, además, por compartir con actores y actrices tan maravillosos”.

Para Franco, el trabajo del actor requiere de gran poder de observación. “Siempre fui muy curioso y es fundamental sumar experiencias para ir formando tu identidad. Además tengo mucha imaginación, otro rasgo que me parece importante para la profesión”.

Franco Yan, el hijo de Romina Yan, tiene un personaje en Los puentes de Madison en el teatro EDP de Madird. Foto:Prensa

El actor está convencido de que, sin arte, nada sería igual. “Hay mucha gente que se dedica a otra cosa, pero le gusta la actuación, la música y creo que todos los seres humanos necesitamos del arte. De una manera u otra, es un código que todos compartimos, porque nos hace bien, más aún en este momento que está atravesando el mundo”.

Mientras disfruta estos primeros pasos en su carrera, Franco se prepara para ir a buscar su título oficial de actor a la escuela londinense, acompañado por parte de su familia. “Por suerte, ese día no hay función y por eso puedo ir. Además, mi graduación coincide con el cumpleaños de mi abuelo que está feliz por esa coincidencia”, dice.

Esas supuestas “casualidades” para Franco significan algo mucho más profundo, en lo que coincide con su abuelo. “Creo mucho en las energías y en cómo se dan las cosas y en por qué suceden de determinada manera”, asegura. “El Universo te manda mensajes todo el tiempo, y hay que estar abiertos para aprender a interpretarlos”.

WD

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