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Designación de Martín Guzmán en el Vaticano: un gesto para el funcionario, no para el Gobierno

En tiempos de grieta la designación del ministro de Economía, Martín Guzmán, como integrante de la Pontifica Academia de Ciencias Sociales, que se conoció este fin de semana, está llamada a suscitar polémica. ¿Constituyó, en verdad, un apoyo del Papa Francisco al Gobierno y, en particular, al presidente de la Nación que implicó dejar de lado la independencia partidaria que debe guardar todo clérigo? Para quienes la respuesta sea afirmativa, ello estaría en línea con la creencia de que Jorge Bergoglio es peronista.

Sin embargo, fuentes vaticanas consultadas por Clarín negaron un tinte partidario al nombramiento, sino un reconocimiento a la formación académica y la visión económica de Guzmán. De todas formas, aceptan que se trata de un espaldarazo político al funcionario –las pontificias academias de Ciencias y de Ciencias Sociales (la primera tiene 500 años) cuentan entre sus miembros a más de medio centenar de premios Nobel– en momentos en que está llevando adelante una ardua renegociación de la deuda con el FMI.

Un poco de historia

El enfoque, dijeron, demanda un poco de historia. A poco de asumir la presidencia Alberto Fernández viajó a Roma para entrevistarse con Francisco. En esa ocasión le pidió ayuda, especialmente para la renegociación de la deuda con el Fondo Monetario que había tomado el gobierno de Mauricio Macri debido al déficit crónico del país. Colaboración –aclararon las fuentes– que nunca le pidió el propio Macri en ninguna cuestión. El pontífice accedió y allanó encuentros con la titular del organismo financiero, Kristalina Georgieva.

Alberto Fernández y Francsico, durante la reunión que mantuvieron en el Vaticano en enero del 2020. (Presidencia)

Más allá de su grado de efectividad, Francisco –en cuanto foro acorde le abrió una posibilidad de hacerlo– enarboló las banderas de una consideración ética del endeudamiento de los países pobres, siguiendo la línea trazada por Juan Pablo II, quien sostenía que las deudas no deben pagarse sobre la base de sacrificios insoportables para los pueblos. Es verdad que la Argentina no puede considerarse una nación pobre, pero sí en graves dificultades económicas y una delicada situación social, profundizadas durante la pandemia.

En ese marco, el Papa tuvo varios gestos de respaldo hacia Guzmán (llegó a recibir por más de 45 minutos en la Biblioteca Privada del Palacio Apostólico, un ámbito para las audiencias con reyes, presidentes y primeros ministros).

Lo había conocido un año antes de que el kirchnerismo volviera al gobierno, cuando acompañó a su mentor académico, el premio Nobel de Economía Joseph Stiglitz a una visita al pontífice. En aquel entonces, Stiglitz le transmitió a Francisco su deseo de colaborar en una iniciativa papal –canalizada a través de la Fundación Pontificia Scholas Occurrentes– para formar en las universidades católicas economistas con una visión humanista.

El Papa y el acuerdo con el FMI

La visión económica menos ortodoxa de Guzmán, siguiendo los pasos de Stiglitz, le posibilitó al futuro ministro una buena sintonía con el Papa, que se le volvió un activo valioso tras su designación como ministro y el pedido de Alberto Fernández de ayuda a Francisco. En las cercanías de Jorge Bergoglio afirmaron que el Papa está convencido de que el país debe llegar a un acuerdo con el FMI como presupuesto para empezar a sortear la crisis económica que golpea especialmente a los que menos tienen.

Aclararon que Francisco no está a favor de aceptar cualquier acuerdo. Y señalan el desafío que las cargas de un ordenamiento de la economía se repartan equitativamente. Es decir, que no sean los pobres los que corran con la peor parte. Pero sí de que se acuerde, insisten. Y por eso -cabe concluir- se produjo el respaldo a Guzmán cuando hace rato que desde su propio espacio político se ponen objeciones a un eventual entendimiento con el Fondo.

En ese sentido, en el espaldarazo a Guzmán hay quienes ven una clarísima señal para La Cámpora y el Instituto Patria que hace rato que les gustaría ver rodar la cabeza del ministro. La propia Cristina Kirchner también lo anhelaba, aunque ahora –pasadas las elecciones– considera que los beneficios de un eventual acuerdo con el FMI que procura Guzmán serán mayores que el costo político, que de todas maneras trata de esquivar como lo refleja la carta que difundió este sábado.

No faltan quienes consideran que a partir de este nombramiento, los ultra del cristinismo deberán tomar nota de que Guzmán cuenta con el respaldo del Papa. Dirigentes sociales como Juan Grabois, que se declara gran admirador de Francisco, deberán pensar más de una vez antes de hacer declaraciones incendiarias acerca de la renegociación con el Fondo Monetario. Sea como fuere, la polémica está servida.

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